IIDYPCA   23948
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN DIVERSIDAD CULTURAL Y PROCESOS DE CAMBIO
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Economía Social y Solidaria: proyecto y escalas en cuestión
Autor/es:
CONTI, SANTIAGO
Lugar:
Cipolletti
Reunión:
Encuentro; IV Encuentro Nacional de Psicología Comunitaria; 2015
Institución organizadora:
Universidad Nacional del Comahue
Resumen:
Antecedentes y contextualización práctica y territorial del trabajo.Crisis y novedad. La denominada Economía Social y Solidaria (ESS) es un movimiento de construcción política que con diversos itinerarios, trayectorias, antecedentes, está presente en la actualidad en tanto marco y praxis social crítica de un conjunto amplio de valores y axiomas ligados, principalmente, al modo de producción capitalista. Junto a esta posición se destacan otros desprendimientos de atención crítica que hacen a regímenes de inclusión/exclusión, como lo es el Estado, como es el patriarcado, entre otros sistemas o estructuras sociales.No puede tampoco dejar de soslayarse el contexto en que la ESS ha podido visibilizarse como alternativa política, y aquí cabe hacer algunas precisiones. La solidaridad y la función social de la economía anteceden claramente a la ESS, y éstas son aspectos que se ligan directamente a una modalidad psicosocial (determinados tipos vinculares) que se actualizan en prácticas sociales donde los otros no quedan reducidos a la instrumentalización o a una lógica de intercambio exclusivamente centrada en un sujeto-individual.Se dice entonces que la ESS articula un sustrato de prácticas, historias del trabajo con otros (no sobre otros), al tiempo que proyecta un modelo societal a escalas mayores, disputando la hegemonía del neoclasicismo y neoliberalismo económicos. Un estudio del contexto es fundamental para comprender el esquema de relaciones que tanto a nivel micro como macro componen el campo de fuerza denominado ?económico?. Esto es así porque se sostiene que parte del desafío reside en torcer y crear nuevos contextos, que faciliten y favorezcan un modo de vida y trabajo solidarios. Una dimensión central que viene desarrollándose desde finales del siglo XX con una dinámica de difícil comprensión y gran imprevisión, con potenciales efectos para las capas medias y bajas de las sociedades, es el mundo del trabajo. La disputa en el marco del capitalismo entre los sectores patronales y sindicales han desdibujado el lugar de las economías populares, informales, comunales, es decir, aquellas que por no estar circunscriptas a la discusión capital/trabajo, han estado a merced de las lógicas de exclusión del mercado, y intermitentemente tensionadas desde los modelos estatales de tipo benefactores a través de la socialización o distribución secundaria del ingreso.Las políticas neoliberales en las últimas décadas del siglo XX abrieron a la precariedad en tanto cualidad del trabajo; políticas de flexibilización y disciplinamiento de la actividad política y sindical fueron cercenando vías de expresión y canalización de las demandas, en un claro proceso de retirada de derechos sociales y laborales previamente logrados. El siglo XXI asoma como escenario de una composición de fuerzas igualmente compleja, donde en los intentos por contener a sectores mayoritarios de la población se ha dado un apoyo explícito y material a las iniciativas comunitarias. La incorporación de política pública específica posiciona de un modo que no ha sido marginal a aquellos que estaban y venían (dentro, pero abajo) rebuscándoselas. Sea en ámbitos urbanos, como en rurales, al menos en varias zonas de Río Negro. Políticas de regularización del trabajo, vía esquemas de protección social (Monotributo, AUH), han brindado acompañamiento y permitido el despliegue y sostenimiento de proyectos ?productivos?. En términos generales, se ha favorecido la autoexploración (llamada emprendedorismo) mediante de políticas específicas y políticas macro ligadas a consumo y desarrollo del mercado interno.Ahora bien, desde el ámbito rural, se puede ubicar la simultaneidad de estas políticas con una trama histórica y estructural se posiciona a la gran escala que más que marco opera como corset de la ESS y su despliegue comunitario-organizativo. Referir a la gran escala es, por un lado, centrarse en la lógica extractivista de producción (gran escala). Aquí el modelo ?sojero?, el modelo ?minero?, el modelo ?petrolero?, el modelo ?ovino?, un paquete de modelos, verdaderos clusters o enclaves, que lejos de armonizar con las dinámicas comunitarias, avanzan y transforman social y ambientalmente los territorios. Por otro lado, histórico proceso de concentración y extranjerización de tierras se encuentra directamente ligado con los modos de producción, al tiempo que se sostienen los permisos precarios y tenencias o posesiones irregulares, que en muchos casos no arriban a resolución. También en Río Negro existen muchas, y muchas sin relevar, experiencias de compra-venta fraudulentas, en connivencia con sectores políticos, judiciales y policiales. Un tercer fenómeno que opera como limitante de las experiencias de ESS se da en el ámbito sanitario-bromatológico. Este ámbito, diseñado para la gran escala, niega y sanciona ?para abajo? las iniciativas de pequeña escala, funcionando como justificación de un conjunto de procesos de difícil acceso, y que incluso contando con resoluciones que indican a SENASA el diseño y acompañamiento de protocolos específicos, no parece encontrar voluntades políticas para avanzar en este sentido. De aquí que lo que se propone problematizar y avanzar es hacia la interrogación por el sujeto político, organizado, y la interpelación desde y hacia la ESS. En primer lugar, porque referimos a prácticas que entran en tensión con los proyectos de gran escala que siguen presentándose como opción para el crecimiento y mejoramiento de las condiciones para vida de las poblaciones de AL. Esto diagrama un campo de fuerzas que aloja modelos en colisión, donde los sistemas y proyectos de vida de tipo campesinos, campesino-indígenas, urbanos y rurales, emergen promoviendo prácticas y valores instituyentes. Al mismo tiempo, se reconoce que la supuesta ?convivencia? de modelos inclina el tablero hacia el reforzamiento de relaciones asimétricas alrededor de las condiciones de apropiación y uso de los recursos.La paradoja de lo estatal y la soberanía, como locus del bien-común, encuentran sus fisuras no sólo desde la discursividad sino de las efectivas posibilidades de reproducción de los sistemas de vida de pequeña escala, reducidos a la subsidiaridad.Entonces, a los ya conocidos ?desafíos? que refieren al salto de escala (como si el salto de escala fuese la respuesta o el destino que asegurase su lógica), al eslabonamiento producción-consumo, se intenta enfatizar la necesariedad de una integración organizativa de segundo o tercer nivel, que integre organizaciones de productores, organizaciones de consumidores (comunitarias, vecinales, etc), organizaciones de apoyo, entidades, ONGs, organizaciones y movimientos sociales, con potencialidad de alojar un colectivo, un sector. Se destaca desde aquí el caso de la Agricultura Familiar (AF) que ha encontrado varias vías de expresión, entre ellas el Foro de Organizaciones Nucleadas en la Agricultura Familiar (FONAF) que ha logrado llevar propuestas políticas y proyectos de ley, y que junto con el apoyo de organismos de gobierno (INTA, SAF), ha logrado la sanción de una Ley Nacional de AF, como antecedente y marco normativo de reconocimiento de un sector que aspira a tener y sostener políticas específicas desde un marco legislativo. Esto implica un doble movimiento, un permear distintas estructurales estatales desde donde se ejerce, pensionadamente hacia adentro y hacia afuera, un lugar de interlocución/representación estatal de sus intereses. Esto ha devenido en la construcción de espacios organizativos que vinculan a las universidades nacionales, a agencias de desarrollo rural (INTA-CIPAF; SAF). Este movimiento ha podido evidenciar la necesidariedad de desmontar la articulación económico-científica-tecnológica de lo que se entiende y legitima como ?lo productivo?, alrededor de un concepto ampliatorio de democracia y derechos.A partir del recorrido propuesto, algunos interrogantes abren caminos hacia debates y potenciales alternativas de construcción. Algunos de ellos podrían ser: ?¿Qué potencia representativa tiene la ESS en la política macro-económica? ?¿Qué sistema representativo debe debatirse, debe darse la ESS, en tanto proyecto político, para propiciar y consolidar vínculos de solidaridad, respeto, autonomía, entre otros? ¿Qué solidaridades encontramos, tanto desde la ESS como desde otros proyectos, lógicas de organización del trabajo? ?¿Qué estrategias organizativas permitirían avanzar y transformar las aún existentes precariedades en derechos y conquistas laborales? ?¿Qué de la experiencia sindical en el marco de la discusión capital/trabajo puede ofrecer cómo estructura organizativa? ¿Ante quién se interpela?Interesa el hecho evidente de que este proceso se da desde dentro y desde fuera del Estado, sea en un movimiento de interpelación, sea de confrontación, a través de distintas formas organizativas que en puntos de diálogo compartido y otros de fuga, encuentran vías de expresión de demandas y necesidades hacia donde orientar su acción.