El trabajo asociativo en la Economía Social. Tensiones alrededor del Desarrollo Rural

CONTI, SANTIAGO

Congreso; 1er Congreso Latinoamericano de Psicología Rural; 2013

Si bien adopta un carácter hegemónico y global, el ?desarrollo? rural no es concepto homogéneo. De aquí que encontremos en América Latina y también en otros lugares propuestas socioproductivas y de organización popular y comunitaria que piensan y actúan desde una economía diferente. Subviertiendo entonces el patrón de acumulación capital que reduce el trabajo al trabajo asalariado y sus complejas lógicas de exclusión/opresión, existen numerosas alternativas con distintas denominaciones (Economía Social, Economía Solidaria, Outra-Economía) que juntamente con discutir el carácter esencial y ahistórico del homo economicus moderno/colonial, día a día impulsan procesos organizativos centrados en el trabajo como praxis relacional y ética (Quijano, 2008). ¿Por qué resultan de interés estas iniciativas? Las transformaciones que se vienen suscitando en AL en zonas rurales son importantes y preocupantes, tales como la extensión de las fronteras agropecuarias, el avance de formas extractivas sobre la naturaleza, así como la misma dinámica de los Estados-nación vinculados al capital especulativo, dan sentido a lo expresado por A. Quijano (2000) quien, parafraseando a I. Wallerstein, sostiene que el desarrollo, como proceso, no está relacionado con un país, o una determinada jurisdicción, o un territorio o sus habitantes, sino que el desarrollo refiere al despliegue de un patrón de poder. En este contexto donde lo local no puede pensarse sin lo global (de Sousa Santos, 2003), las experiencias asociativas de base comunitaria no sólo presentan reivindicaciones económico/materiales, sino simbólicas y valorativas donde la identidad se articula con diversas prácticas socioculturales; al mismo tiempo que actúan como procesos de resistencia ante dinámicas de fragmentación, estas iniciativas intentan configurar un sujeto colectivo que no sólo discute el concepto del ?desarrollo? sino que se propone legitimar otros-desarrollos (Quijano, 2008). De distintas proveniencias, los aportes tanto de perspectivas de las economías feminista y crítica, de la geografía social, así como de la psicología social comunitaria, confluyen brindando claves de interpretación potentes para problematizar fenómenos psicosociales/comunitarios desplegados desde la organización de emprendimientos económicos solidarios (Gaiger, 2009). La construcción de ?lo productivo?, de ?territorio?, de ?comunidad? se pone el tensión al tiempo que el campo en disputa estructurado por la multiciplicidad de actores que lo significan y dónde en la actualidad los enfoques de intervención desde ?lo asociativo? y desde el ?género? organizan transversalmente gran parte de las políticas de ?desarrollo?. Entonces, las preguntas por ¿qué conocimientos se intentan legitimar, y qué legitimidades apoyan estos conocimientos? ¿Qué otras economías, por tanto, relaciones sociales, se busca construir desde-lo-local (Coraggio, 2003, 2007)? Y por sobre todo, ¿qué lugar tienen, pueden tener, y deben tener las organizaciones comunitarias, en tanto movimientos sociales, en este proceso? Se presentan como interrogantes e interpelaciones hacia distintos niveles de análisis y escalas, donde las dimensiones subjetiva y relacional se presentan como aspectos centrales de estos procesos e iniciativas colectivas de aprendizaje.