CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

La crítica situación de los huemules en la Argentina

Investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional del Comahue destacaron la alta prevalencia de osteopatología en esta especie en peligro de extinción.


El huemul (Hippocamelus bisulcus) es un mamífero perteneciente a la familia de los cérvidos que habita la zona la cordillera de los Andes en el área patagónica. Actualmente se encuentra en peligro de extinción; se estima que quedan solamente alrededor de 1500 individuos repartidos en más de 100 poblaciones.

En Argentina se cálcula que hay entre 350 y 500 huemules distribuidos en 50 grupos diferentes –el resto se encuentran del lado chileno- que se reparten a lo largo de 1800 km de Andes. Lejos de haber comenzado su recuperación la situación de la especie continúa empeorando.

Werner Fluck, investigador independiente del CONICET en el Parque Nacional “Nahuel Huapi” (Administración de Parques Nacionales), realizó recientemente en el Parque Protegido Municipal Shoonem (localidad Alto Río Senguer, Provincia del Chubut) una investigación en la que mediante la captura de 6 huemules (3 hembras y 3 machos)- marcados con radio collares – pudieron corroborar, a partir observar diferentes síntomas, la alta prevalencia de osteopatología, enfermedad que afecta los huesos.

“Tenemos motivos para creer que la distribución del huemul fue mucho más amplia en el pasado. La principal causa de su extinción fue el avance de los seres humanos sobre las zonas habitadas por estos animales. Un problema en este sentido es que los huemules casi no temen al ser humano y por eso resultan muy fáciles de capturar. Hay descripciones que muestran que se lo cazaba con piedras y palos. Por eso hoy sólo se los encuentra resguardados en áreas remotas de la cordillera de difícil acceso” comenta Fluck.

De acuerdo al investigador, la ocupación de lo seres humanos de zonas más bajas de la cordillera andina impidió que los huemules continuaran pasando el invierno en estas áreas que son más ricas en nutrientes, fundamentalmente en minerales traza como yodo y selenio. Mantenerse durante todo el año en sitios en los que las condiciones nutricionales no son las mejores lleva a que los animales sean más proclives a contraer enfermedades.

“En un estudio realizado años atrás publicado en 2008 en el que analizamos huemules muertos encontrados en la misma zona entre 1993 y 2007, pudimos revelar que había un prevalecía de enfermedades en huesos del 57 por ciento. En esta ocasión quisimos ver que pasaba actualmente con los individuos vivos”, comenta el investigador.

Además de poder capturar, observar y marcar 6 huemules vivos, los investigadores pudieron realizar una autopsia completa sobre una hembra recientemente fallecida. Los resultados encontrado arrojaron que el 86 por ciento – 6 de 7 – padecía osteopatología.

“Capturar individuos vivos nos permitió confirmar que cuando enferman empiezan a perder sus dientes incisivos – fundamentales para poder alimentarse adecuadamente – cuando son todavía jóvenes”, comenta Fluck.

La osteopatología dificulta también  las posibilidades los huemules de escapar de un depredador. La edad media de los adultos resulta ser más baja de lo que debería ser y así se acortan también las posibilidades de reproducción. Estas dificultades explican que en aquellos lugares donde el huemul aun persiste no haya podido volver a expandirse.

“Además de los casos de osteopatología que pudimos constatar en nuestras distintas investigaciones en Parque Shoonem, sabemos que también se han encontrado casos del lado chileno un poco más al sur. Además, hace poco hallamos otro caso en Argentina unos 370 km más al norte. Eso muestra que la ocurrencia de esta enfermedad es bastante amplia y que esta podría ser una causa importante de las dificultades para su recuperación”, destaca el investigador.

“Los radio collares que colocamos en los huemules que capturamos nos permitirán ahora poder hacer un seguimiento de los mismos: reubicarlos cuando lo necesitamos confirmar que continúan vivos o enterarnos si mueren y, en alguno casos, tomar fotos para ver en que estado se encuentran y con quién. Nuestro proyecto ahora es volver al campo para tomar muestras de sangre”, concluye Fluck.

Por Miguel Faigón

Sobre investigación:

Werner T. Flueck. Investigador independiente. Parque Nacional Nahuel Huapi.

Jo Anne M. Smith‑Flueck. Universidad Nacional del Comahue.