IIB-INTECH

“La ciencia producida en el país todavía tiene mucho para dar”

En el marco de la celebración por los 25 años del instituto de Chascomús, su director destaca el crecimiento del centro y su rol en la promoción del desarrollo de nuevas tecnologías.


Este año el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas – Instituto Tecnológico Chascomús (IIB-INTECH) conmemora el 25º aniversario de su creación. Dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), este centro realiza investigaciones de relevancia nacional e internacional en las áreas de biología, biotecnología y medio ambiente, y es un referente como formador de recursos humanos calificados.

Su director, el investigador del CONICET Alberto Carlos Frasch, habla sobre la creación del instituto, su historia, sus líneas de investigación y el importante rol que cumple en la sociedad.

“Fue una iniciativa del ex presidente Raúl Alfonsín, quien consideraba que era posible hacer investigación y desarrollo científico en instituciones ubicadas fuera de los grandes centros urbanos, en este caso en Chascomús. En sus inicios colaboraron dos premios Nobel, los Dres. Luis Federico Leloir y Cesar Milstein”, cuenta Frasch. Añade que “fue inaugurado en 1989 y Ugalde fue su primer director, su fundador y sin duda la persona que posibilitó llegar a los 25 años en pleno crecimiento y desarrollo”.

El IIB-INTECH, con sus 35 grupos de investigación, se dedica a la investigación científica en bioquímica, biología molecular, microbiología, biología vegetal, biología acuática e inmunología y sociales entre otras disciplinas.

La formación de recursos humanos, tarea central del IIB-INTECH

La idea del instituto, según explica su director, es “generar conocimientos originales de valor internacional” así como de importancia nacional y regional en distintas áreas. “También tiene como misión fomentar la excelencia en la educación. En resumen, una tarea central del IIB-INTECH es la formación de recursos humanos”, explica el ganador del Premio Konex 2003 en Citología y Biología Molecular.

El instituto cuenta con dos sedes. En la de San Martín (Campus Miguelete – UNSAM), funciona en un edificio de 4000 m2 con infraestructura de última generación y posee un edificio de Bioseguridad (BSL3) de 600 m2. En Chascomús, las investigaciones se realizan en un edificio de 5000 m2 de superficie cubierta más un campo experimental de 906 hectáreas.

Frasch destaca la función de la sede Chascomús, en la relación de sus investigadores con la región, alegando que “contribuyen dentro de sus posibilidades a mejorar la producción agricologanadera y en la conservación del medio ambiente”.
Asímismo, el investigador remarca que a lo largo de su historia miembros de
la institución contribuyeron a “proyectos internacionales de gran envergadura”, como lo fueron por ejemplo los proyectos “Genoma” de Brucella y de Trypanosoma cruzi (Enfermedad de Chagas).

En cuanto a las investigaciones que resulten en un potencial producto o servicio tecnológico, el director indica que “son incentivados para que lleguen a la comunidad. La divulgación científica es una forma de explicar a la sociedad qué se hace con su dinero”.

Por otra parte, marca como un objetivo común de ambas sedes el fortalecimiento de la investigación básica de alta calidad como base del desarrollo científico y académico del país. También habla de la importancia de “facilitar la transferencia de tecnología al sistema público-privado y respaldar empresas de base tecnológica surgidas de profesionales de nuestro instituto”.

Además de hacer un repaso por el primer cuarto de siglo de la institución de Chascomús, el director del IIB-INTECH hace una mirada global de la ciencia en Argentina. Subraya la excelencia a nivel internacional de sus investigadores y concluye que “la ciencia producida en el país todavía tiene mucho por dar”.