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Investigadora de CONICET premiada por su libro “Autos, rutas y turismo. El Automóvil Club Argentino y el Estado”.

Melina Piglia, ganadora del segundo Premio de la Academia Nacional de la Historia.


Perteneciente al  Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS, CONICET-UNMDP), Melina Piglia realizó toda su carrera en el organismo iniciando como Becaria doctoral en el año 2004 e ingresando a carrera de investigación en 2011.

Además es profesora adjunta de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en la cátedra de Historia Económica y Social de la Facultas de Ciencias Económicas y Sociales y profesora libre del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades.

El trabajo premiado está basado en su trabajo doctoral y posdoctoral que realiza un análisis de las intervenciones públicas en materia de vialidad y turismo de los dos clubes de automovilistas más importantes de Latinoamérica, el Touring Club Argentino (TCA) y el Automóvil Club Argentino (ACA), entre 1916 y 1955.

¿Cuál es el núcleo del material premiado?

El libro y la tesis giran en torno a un problema central que es la relación entre el Estado y la sociedad civil. En función de lo que pasaba con los clubes de automovilistas y de la política turística y vial del Estado, yo empecé a pensar la relación entre el estado y la sociedad civil desde los años 20. Me pregunté cómo el Estado forma la política pública y cómo la sociedad civil le impone agenda al Estado.

Estos son temas que actualmente continúan, que siempre me preocuparon y lo siguen haciendo porque considero que es la forma en que uno puede pensar la democracia, no sólo a partir del ejercicio electoral sino también a partir de la participación organizada de la sociedad civil.

En paralelo a esto, en el libro también se plantean líneas sobre lo que se conoce como “el giro de la movilidad” en la vida moderna. Es decir, el movimiento de las personas y sus bienes, los cambios y transformaciones que suceden en la geografía y las políticas a partir de la llegada del automóvil y la construcción de rutas y las culturas que se construyen a partir de estas nuevas circulaciones.

¿Por qué los automóviles?

Yo no sabía manejar cuando empecé con esto y los autos los diferencio por el color básicamente. O sea que yo no era `fierrera´ ni venia de una familia de ese estilo, para nada. Pero si me interesaba el turismo por nuestra ciudad y la historia del turismo nacional. Cuando empecé a leer las revistas del Club (ACA) me fasciné porque descubrí que ahí había un tema. Me pregunté cómo podía ser que un club de automovilistas tuviera ese poder, cómo tenían tanta presencia en el Estado: ellos construían y mantenían rutas, decidían por dónde tenían que construirse. Estas preguntas fueron las disparadoras de este libro.

En 1910 había 4800 automotores en Argentina, en 1921 ya eran 75.000 y diez años más tarde circulaban unos 420.000 vehículos. Tras una contracción durante los años más duros de la crisis, el número de automóviles y camiones continuó creciendo en la segunda mitad de los años treinta . La Argentina llegó a ser en los años veinte y treinta, el país latinoamericano con más automóviles y osciló entre el cuarto y séptimo lugar mundial; tenía un número muy elevado de automóviles en relación con su población y con su escaso kilometraje de caminos permanentes.

¿Cuál consideras es el impacto que un proyecto como este tiene en la comunidad científica y en la población en general?

Creo que este tipo de libros sirven en varios sentidos. Por un lado, porque permiten repensar los impactos que las políticas públicas tienen sobre la vida concreta de las personas, sobre los territorios, sobre la posibilidad de circular en un lado o en otro, sobre como construyen lugares turísticos, prácticas, sentidos de pertenencia; a partir de estas políticas públicas y de las transformaciones técnicas. Es decir, como la modernización construye mundos culturales además de mundos materiales.

Y además aporta a otra discusión que es central y es sobre el lugar de la sociedad civil en el Estado y de cómo la gente puede generar acciones para el bien común cuando hay intereses. Cuando hay un interés personal que se convierte en una causa publica se pueden hacer cosas  que impactan directamente en el bien común y que resignifican prácticas de todo un país.

¿Qué significa para vos el libro y este premio en este momento de tu carrera?

Yo tengo tres hijas y cuando me preguntan cuándo voy a tener un varón digo que es el libro. Los libros tienen un lugar especial, no desde la mirada académica tal vez, pero a mí me gustan los libros como objetos. Y este es un libro al que le puse muchísima energía y tuve la suerte de trabajar con una editorial como Siglo XXI que tiene editores y diseñadores excelentes. La experiencia de escritura de una tesis suele ser angustiosa, en cambio la experiencia de escritura del libro, de transformar esa tesis y pensar en un lector y aligerar las citas, realmente me encantó. Y el libro es además una carta de presentación, mucha gente conoció mi trabajo de investigación a partir de la publicación del libro.

Por su parte, el premio me puso muy contenta primero porque me animé a presentarme y al libro en sí, le da otro aire. Ya lleva tres años de publicado y esto vuelve a ponerlo en circulación y que se enteren otros lectores de este material. Me pone muy feliz porque el libro va haciendo su camino, de alguna manera. Y cada tanto uno se entera porque caminos anda.

¿Por dónde seguís ahora?

Los aviones. El libro se publicó en el 2014 y hoy sigo en el mundo de las movilidades pensando la perspectiva de la aviación en sus inicios y los cambios en las costumbres y las geografías también pero a través de los aviones, viendo la territorialidad y las practicas que rodean este tema.