CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

En el ADN de los perros Pugs

Dos investigadoras del CONICET en Rosario desarrollaron un análisis genético que busca bajar la incidencia de una enfermedad en esta raza.


Meningoencefalitis necrotizante es una enfermedad autoinmune frecuente en perros de raza Pug conocida comúnmente como PDE (por sus siglas en inglés Pug Dog Encephalitis). Esta afección produce la inflamación del sistema nervioso central y presenta síntomas como convulsiones, ceguera, letargia y comportamientos extraños como caminar en círculos o apoyar la cabeza contra la pared.

PDE está asociada a mutaciones o variaciones en la secuencia de una región del cromosoma 12 que contiene genes importantes para el sistema inmune en el reconocimiento de los tejidos propios de los extraños.

En la actualidad, no existe un tratamiento para curar esta afección y la única forma de prevenirla es evitar cruzar progenitores que generen una descendencia portadora de los genes mutados en doble dosis, es decir, que lo herede del padre y de la madre. Seleccionar las parejas adecuadas para bajar la incidencia de esta enfermedad es un desafío para los criaderos de la raza.

En Rosario dos investigadoras asistentes del CONICET en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI, CONICET-UNR), Gabriela Müller y Clarisa Alvarez, diseñaron un test que permite detectar si los perros Pugs portan o no la mutación para poder cruzarlos de tal forma que la descendencia tenga menos posibilidades de desarrollar PDE.

A través de esta prueba las investigadoras analizan la zona del cromosoma 12 donde se encuentran las mutaciones. “Los perros, como los humanos, son de genoma diploide. Esto quiere decir que tienen herencia tanto materna como paterna”, explica Müller y agrega: “Si el perro recibe de ambos progenitores algún gen mutado, denominado ‘S’, es un ejemplar SS y tiene más posibilidades de desarrollar la enfermedad”.

Müller indica que en el caso de querer cruzar al perro, el análisis es útil porque “si, por ejemplo, mi perro es NS (‘N‘ denomina al gen no mutado) debo buscar que el otro progenitor sea NN para que los cachorros sean NS o NN, pero no SS, y esto baja la incidencia de la enfermedad”.

“Si el test detecta que el perro es SS no quiere decir que necesariamente se vaya a enfermar”, aclara la investigadora, quien recomienda hacer la prueba sólo si se piensa cruzar al perro o si presenta signos de meningoencefalitis para poder distinguirla de la hidrocefalia u otras enfermedades que tienen síntomas similares.

En promedio, uno de cada ocho Pugs SS desarrolla PDE y la prevalencia de la afección es mayor en hembras que en machos y en ejemplares claros que en oscuros. Sin embargo, Müller advierte que la completa eliminación de S no sería la solución “ya que llevaría a una gran pérdida en la diversidad genética, que potencialmente terminaría con consecuencias devastadoras en la raza”.

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Pioneras en Latinoamérica

El laboratorio del CEFOBI es el primero de Latinoamérica en ofrecer esta prueba como un servicio. Hasta el momento, sólo se hacía en Estados Unidos y Alemania. Las investigadoras desarrollaron el análisis empleando una técnica ampliamente utilizada en bioquímica que se llama reacción en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés polymerase chain reaction) y con la colaboración de un criadero que tenía identificados ejemplares NN, SS y NS pudieron poner a punto el test. Con este tipo de técnica se pueden determinar los alelos para diversas características y enfermedades de cualquier especie, incluyendo la humana.

“La demanda surgió a partir de una veterinaria allegada que tiene un criadero de Pugs y me planteó el problema. Me puse a leer y me di cuenta de que con los conocimientos y técnicas de rutina que usamos en el laboratorio podíamos hacer el análisis”, relata Müller. El instituto comenzó a prestar el servicio en septiembre del año pasado y desde entonces han recibido pedidos de todo el país y consultas de distintos lugares de Latinoamérica.

“Los mismos dueños del perro pueden tomar la muestra para el análisis haciéndole un cepillado bucal que luego envían al laboratorio”, afirma la investigadora. La prueba puede solicitarse a través de la página web del instituto y sus resultados, que demoran una semana desde el arribo de las muestras al laboratorio, son enviados por correo electrónico.

“La gente de Argentina y de otros países de habla hispana, que se ha puesto en contacto con nosotras, valora poder comunicarse en su idioma para despejar cualquier duda que surja tanto para tomar la muestra como para interpretar los resultados”, sostiene Müller y señala que “la demanda de genética de perros no está siendo cubierta en nuestro país por lo que pensamos seguir trabajando en esta línea para ofrecer análisis para otras razas”.

Por Vanesa Bomben. CCT Rosario.